Como una acuarela,
una delicada veladura de color,
tu piel acaricia al sol,
agradecido por disfrutar
de atención tan bella.
El cielo es más limpio
acomodado en tu mirar,
que parece inocente,
porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo.
Te envuelve el aire
con un suave abrazo.
Y la vida, atenta, se calma
cuando pasas.