En un atardecer mis ojos te vieron
y al abrazar tu silueta inerte,
olvidé la herida y besé la sombra
que ha dejado tu recuerdo.

Me miró y contemplo
el tiempo pasar tan lento,
y aún sigo en el suelo
hundida con mis heridas ardiendo.

Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo…
Buscando en un mar de llanto
el último de tus besos.