Alambiques de barro,
construyeron mis sueños.
Puse en ellos mi alma,
en la cuna del cuerpo.

Fabriqué tu presencia,
y aspiré por capítulos,
la luz que devanabas,
capturando mis tiemblos.

Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo.

Ahora somos la esencia,
de los besos aquellos,
donde mis fieros labios navegaban,
en la ardiente lumbre de tus pechos.