Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo,
de un suspiro abracadabrante
clavado en una fracción de tiempo.
Como una dulce serenata,
en una noche de sosiego,
una mirada fulminante
de la luna en su apogeo.
Finalmente, alas plateadas
que bien ligero emprenden vuelo,
el corazón torna brillante,
Volarán donde yo no llego.