Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo,
busqué las palabras exactas
para coser tus recuerdos
al pliegue de mis alas,
y que, al emprender el vuelo,
con semillas de versos
la tierra regaran.
Pero ni las palabras querían volar
ni yo tenía alas,
ni recuerdos que guardar.
Tan solo retazos de instantes,
fugaces como estrellas,
etéreos como el mar.