Todos los golpes fueron caricias
que desgarraron la piedra,
pues nació para ser eterna
como Florencia.

Porque te hice de la nada,
del cincel, de la sorpresa y el deseo.
La fría piedra se tornó cálida por su belleza;
éxtasis y talento, brizna de cielo en los adentros.

Enfermarás por su hermosura;
serás David, serás mármol,
serás piel de roca por encantamiento.

Y desgarrados los ojos por el fulgor,
te fundirás en lo sublime,
donde Miguel Ángel vive.