Soy mis ojos, sin palabra,
soy como el mago que labra
en invisible celada
bajo la carta amañada
en la furtiva mirada
tus fantasmas, bienamada.
Mas, en aquel forcejeo
de espumas y zarandeo
mi boca fue abracadabra
porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo.
Y en flirteo
monosílabo invidente
exploré tu cuerpo ausente.