El rostro de la hermosa joven
se reflejaba en el límpido río.
Su larga cabellera era
doradas hojas de lirio.
Sus ojos, como dos gotas de rocío.
Cuando tal visión se me aparece
sé que de amor me lleno dulcemente
y en voz a borbotones me derramo.
¡Ay, pensé entre mí!
¿Será posible que tanta belleza se pierda
cuando unas gotas de lluvia
enturbian la quietud del río?
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