Hoy, lejos y triste, pienso en la melancolía de aquellos días de invierno.
Hoy, otoño ya no sé si seguir o callar.
Tal vez te escribiré, a lo mejor me atreveré.
Te escribo y sé que escribo para que no me leas, pues al final solo tengo ideas locas,
descabelladas, impropias para una dama.
Tal vez lo conseguiré, crear una historia perfecta alguna vez lo haré.
No sé si habrá algún príncipe o un lector poeta que, de la nada o en la distancia me recite
versos de aquellos poemas, de legado en legado, traspasando fronteras, aflojando y
endulzando corazones de piedra van consiguiendo poco a poco mientras están en Talavera.