He venido al mundo con plegarias,
he corrido a la muerte con sollozos;
cascarones de mis añoranzas fueron mis días
y esmero en cada detalle impertinente solo fantasía.
Porque te hice de la nada, de la sorpresa y el deseo…
y, sin embargo,
me haz hecho dueña del todo, de la sagrada serenidad y el añoro
de nunca dejarme ser, a menos que no sea contigo.