En la soledad de mis sueños
Te imaginé en mi mirada
Te alimenté de mi mundo
Y mis esperanzas banales
Tú, escultura de un museo
Yo creyéndonos iguales
Y en el delirio profundo
De sentimientos carnales
Perdí el rumbo de tu almohada
En un camino de lodo
Y en un febril cabeceo
Me quedé otra vez sólo
Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo
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