Por aquel entonces
era el único adolescente que miraba al cielo,
las nubes flotantes rumbo a los grandes bosques.
Desaparecieron.
Tras las largas sombras de aquellos días,
tras la música de los cuentos en los labios,
tras las palabras sin alma de los infantiles versos.
Porque te hice de la nada
de la sorpresa y el deseo.