Era de madrugada,
entre un cielo bajo
y sus trenzas de niebla
ahora la veo,
con halo de luz de farola
que quiere ser estrella
en el eco de una luna sorda,
que no quería salir, que no quería escucharme…
y volaré sobre los besos rotos
que encastré en los adoquines
(mis suspiros y mis lloros).
Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo…
mis anhelos de polilla.