Amanecí abandonado en la arena
después de tenerlo todo en la madrugada.
Culpa de tus placeres, me invitaste
a abrazarlos por la eternidad
como indicaba tu relato hipnótico.
En contraste,
terminé entre carroñeros
amantes de la miseria expuesta
imposible de curarla
por el estado deplorable
resultado del desenfreno
porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo
creaste un camino deteriorado perfecto.
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