Espanta al corazón tu ausencia
y viendo que si lides mayores
y tanta épica no lo afligió,
por qué tu sola presencia
derrite el monte
conmueve el cielo
confunde a Dios
Fuiste amada, ciega, vana
Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo,
presagia mi mente el duelo
y hace del dolor pecado fino
admirado encuentro —hay mucho tino—
que ya no eres, que nunca has sido.
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