Porque te hice de la nada, de la sorpresa y el deseo
ahora Eros envidia a los hombres y les cala los huesos
y los poetas callan tras el muro de las lamentaciones
y las flechas besan el horizonte e incendian el llano
y las llamas cobran nombre a manos de Prometeo
y Teseo corta el nudo y enloquece entre becerros e invoca a las Furias
y Homero suelta a las bestias en vez de gestar poesías
y relegan a Cristo al exilio mientras erramos clamando un Mesías
y las flores secas son siempre ceniza en mis manos vacías, sólo nuestras, sólo mías, sólo muestras de desdicha.
¿Por qué saliste de mi costilla?
¿Por qué te rogué de rodillas?
¿¡Por qué te hice!?