En mi infinita intención de no morir en silencio
me permití cavilar bajo las luces de la calle,
la perfección de los labios haciendo sombra en los ojos,
me confundió la avaricia y el brillo de las montañas.
Creí encontrar mi mitad en la tormenta sin fin,
me parecías de verdad, con tu mirada hacia mí,
porque te hice de la nada, de la sorpresa y el deseo,
pasé por fases de duelo e irrepetible pasión.
Ahogaré en los cristales de mis ojos ya vacíos,
jamás dormiste conmigo, siempre que estuviste aquí,
lentamente me separo, de estas horribles navidades,
luces de mala propaganda que me regaló el dolor.
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