Me duelo conmigo mismo y no sé dónde encontrarte
si en la tierra o en los astros o en cualquier superstición
que me exilie a una esperanza y me embargue de ilusión
Te escribo y sé que escribo para que no me leas
Sé muy bien que mi dolor no podrá recuperarte
pero arrojo a mi memoria estas palabras que duelen
solo la muerte es irrevocable y no puedo aceptar su sentencia
por más que me hurgue el corazón y olvide toda obediencia
a las leyes de la vida y de su inexorable destrucción
Y a las ruinas me dirijo y al hambre que vive adentro mío
huérfano ya de las únicas manos que me han cargado al cielo
y me han mostrado tantos amaneceres en las noches
en las que he perdido el sueño y me ha raptado el miedo
Te escribo aunque no me leas y seas una eterna luz cuando duerma
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