Me faltas y reclamo a mis sueños
que mi mente consciente
recobre el calor de tus besos.
Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo,
de aquellos momentos juntos,
del amor que perdura
inquebrantable en el tiempo.
De tu cuerpo desnudo, tus manos,
tu risa; el olor de tu pelo.
Fuiste mi realidad unas horas;
ahora vivo —únicamente—
de recuerdos.