Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo,
de trozos de esperanza
y pedazos de amor,
porque eres mi todo,
¡Oh! ángel divino,
Yo te adoro, en tus
anhelos y faltas.
Y aunque al mundo naciste
roto, quebrado, imperfecto,
eres mi vida, mi hijo,
y siempre, mi Dios.