Te soñaba sin verte,
sin verte te conocía,
te conocía de siempre,
de siempre, caricia mía.
Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo,
del deseo persistente,
de la sorpresa ya sabida.
Y naciste, amor mío
llenando todo el vacío,
vacío que no existía,
porque has estado ahí siempre.
Lo eres todo, vida mía.