Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo,
no te buscaba.
Sin embargo, te encontré.
El tiempo solo me dejó preguntas:
Si voy a ser polvo, ¿de qué habrán servido las preocupaciones?
Si me voy a consumir, ¿para qué derramé tantas lágrimas?
Si ya no voy a abrazarte, ¿por qué me desvelé tantas noches?
Lo finito de esta vida no debería dejar lugar para la desdicha.
No me atreví a mucho.
No fui feliz.
En esta cama, acostada, solo pienso en una cosa: dejar escrita la infelicidad para que nadie repita mi historia.