Te quise en cuanto te imaginé
idílica y vientre al que volver.
Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo.
Te esculpí de la visceral necesidad
de sentirme tierra viva como tú;
henchida de oportunidades que regalar,
de vida joven y sabia que exudar.
De poseer un sueño tangible, real.
De un sueño al que llamar hogar.