Mi horizonte está maltrecho y se esconde en la negrura
de una noche que se alarga como un eco de tortura.
Mis cicatrices pasadas lloran también de locura,
y mi silencio es espeso como la tierra en la lluvia,
y mi tormenta igual nace que muere en la lejanía,
despierta el trueno mi vida y la centella a mi vía,
y con mis manos moldeo mis bisagras de salida.
Porque te hice de la nada, de la sorpresa y el deseo
de romper estos grilletes de mi presidio del miedo.