Ya vienes, ya vuelves
de nuevo a mis sueños;
entre luces y sombras,
aquellos tus ojos bellos,
que iluminan mi alma
de dulces recuerdos.

Ya vienen, ya se oyen;
siento latidos intensos,
y un corazón desbocado:
amor del que soy preso.
Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo
ciego, tu ausencia hoy me mata,
y yo me muero por dentro.