Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo.
Porque te quiero y te invento,
como un niño con su juego.
Porque los domingos aterrizo,
como la duda sin su vuelo.
Porque soy un poeta callado
que espera su poema hablado.
Porque no rima el mundo,
si a solas te encuentro.
Porque aunque quieras,
nada es eterno.

Con palabras aparece el juego,
del niño que quería ser poeta.