Mi pensamiento me enloquece porque ya no sé qué es verdad:
si eres real o producto de mi deseo.
Quizá te fui imaginando poco a poco,
construyéndote en mi pensar y en mi corazón.

Te veo, te siento, te toco pero nunca me respondes
porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo.

Sobre todo del deseo y fue un fracaso ya que no eres real.
Ahora ya lo sé.

Tu fragancia, que llenaba mis sentidos, ha desaparecido porque no eres real.
Ahora ya lo sé.

Pero me conformaré con la rosa roja de mi rosal
porque tú, que la superabas como una diosa, no exististe jamás.