De eco, de latidos de ala,
trapo de lengua vuelta en juego.
Tú que fuiste en verbo encarnada
sabrás conjugar mi recreo.
Soplas a los palotes alma,
pones sobre blanco hilván negro
y engastas tus vocales de agua
marina con sonantes huecos.
Pellizco orfebre en la garganta
sabrás poner broche a mi aliento
porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo.