Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo…
de aquel instante que surgió
de improviso, del etéreo
amor forjado en el ayer.
Te hice mío sin tú saberlo,
rasgando de la noche sus horas
desde el más profundo silencio;
para no vislumbrar el alba…
porque te hice de sueños.