Solo existes en mi mirada
y en este crepúsculo lento,
porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo.

Y ahora en mi alma, deshabitada,
preludio de un silencio eterno,
eres tallo de flor cortada,
voz de un poeta sin aliento.

Te soñé en mi memoria ajada;
y quizá te olvide en mis sueños.