Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo,
es a mí misma a quien yo veo
en la ilusión de tu mirada.
Soy, en el tiempo detenida,
la perfección de aquel instante
en que soñé que era el amante
(que era el amado) luz y vida.
En la jovial adolescencia
latí, vivaz, al encontrarnos…
Hoy como entonces es amarnos
la plenitud de la existencia.