Sigues hablando con la misma musicalidad
cadenciosa y real que hace un rato,
cuando nos hemos encontrado, pero
el grito mudo de mi corazón al recordar la letra
me ha destrozado el tímpano.
Sigo de pie, con un pie estable y seguro,
delante de ti.
Tu mano, cargada de años, empieza a coger calor,
un calor incoloro y afligido. Por fin,
las cosas que ahora sigues recordando
flotan sobre las aguas del olvido.
Se acabó la canción.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.