Toda tú, porque te hice de la nada,
encajas a propósito en mi mente.
Toda tú te derramas de repente
sobre mí como púrpura sagrada.
Licuada partitura entre estos dedos
no adiestrados al son de pieles nuevas.
¡No dejes de llover, quiero que lluevas,
toda tú, hasta ahogar todos mis miedos!
Desterrar el eclipse de mis labios
con un beso perfecto de mentiras
inundando mis horas de recreo.
Vengarme, toda tú, tantos agravios
mientras a la par que yo suspiras,
presa de la sorpresa y el deseo.