Te escribo porque la luna se apagó,
las flores del balcón se desangran en silencio,
el alba, antes café, ahora es un desierto sin aroma,
te dejaste el poemario del maestro uruguayo
sobre la mesa, no me atrevo a tocarlo,
la ventana, antes prisma de vida,
ahora es velo de ceniza.
¿Cómo osaste marcharte así?
Morirte, ¿Cómo pudiste?
Te escribo y sé que escribo,
para que no me leas…
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