Detuve mi insistencia, pues no respondes nada.
Te escribo y sé que escribo, para que no me leas.
De mis cuadernos brotan lágrimas en mareas.
Y por salvar tu honor, desvías la mirada.
¡Qué oportuna es tu amnesia! Como una bofetada;
repentina, humillante, buen método que empleas.
Al mirarte con ella, riendo mientras paseas,
me sentí vulnerable; soy la amante engañada.
No hay posibilidad, de resarcir el daño.
Desde hace mucho tiempo negaste el privilegio
a llamadas o encuentros, sutilezas de antaño.
Tu mujer me ha acusado con mentira y saño,
de incitarte deseos, usando un sortilegio.
Dile entonces que este encanto, ya lleva muchos años.