Las lumbreras mueren al caer
el sonido las hojas de los árboles vagabundo,
te escribo en ellos para renacer
en flores en primavera.
Te escribo a las distancias de mil ciudades
y tus ojos voltean a leer el amor en otro hombre.
¡Ya no escribo por ti!
Te escribo y sé que escribo,
para que no me leas…
Y ya no importa a esta altura de las vidas perdidas.