«Te escribo y sé que escribo
para que no me leas,«
aunque no lo deseas
tengo el pie en el estribo.

Cabalgo en la montura
de mis corceles, sigo
llevando mi castigo
de amarte sin cordura.

Yo soy un loco de sueños
que escribe hasta dormido,
y errante sin apellido

me desboco de ensueños,
te amo en buenas o en malas,
volando con tus alas.