Cae la tarde
y descubro alguien conocido
entreabriendo las ventanas de la soledad,
te puedo desnudar el eclipse de los brazos
como los secretos de toda la naturaleza perdida,
te escribo y sé que escribo para que no me leas…
El horizonte parece un río infinito
navegando en la inocencia
que abre sus alas de mariposa nocturna
y escapa como lluvia de mayo
en este lado del espejo.