Te escribo y sé que escribo para que no me leas..
Los espejos de tu alma han sido empañados por el tiempo;
¡tanto vieron! ¡tanto observaron! ¡tanto contemplaron!
ahora apenas logran percibir confusas siluetas.
Tus hermosos ojos ya no distinguen versos ni poemas.
Tú los inspiras, a ti los dedico y recito; entretanto los luceros de tu rostro brillan, sonríen, se anegan con cristales de gozo;
mi voz los conduce por senderos luminosos;
con ternura me acerco, los acaricio, los beso, para hacerles saber que no están solos.