Estas palabras te he de dirigir, amado de mi corazón,
protagonista de mi inspiración y razón de mis aspavientos en este momento.
Besar tus labios carmesí es mi meta a largo plazo.
Tomar tu mano es una fantasía realista de mi cabeza.
Quererte con el alma y con mi ser, como debe ser…
Es el anhelo constante de mi existir.
Te escribo y sé que escribo para que no me leas,
por eso, sé que al teclear cada letra, aunque se asemeje a una punzada,
es lo más lejano y lo más cercano a que mis palabras te toquen.