Te escribo y sé que escribo
para que no me leas,
pues te marchaste y ya no vas a regresar.
Las flores que antaño sembraste,
se abren al alba, aún perladas de rocío
que salía de mis lágrimas.
Aunque a mi alrededor todo es igual,
en mi interior todo se ha desviado
desde que te fuiste.
Ahora, ¿Hacia dónde puedo dirigir
mis más profundos sentimientos,
si tu abrazo ya no cura mi alma?
Yo sólo sé,
que te extraño más que a nada.