La pared fosilizada de quimeras donde asoma una cara
laberínticos moluscos incrustados sobre ánforas fenicias
enrocadas como síntesis armónicas de una metalúrgica conciencia.
Algunas veces desprendiéndose el desasosiego en el duermevela
me permite ver tu cara en una tesitura de lo más banal.

Te escribo y sé que escribo, para que no me leas…

Otras veces apareces contemplando frascos inundados de formol
con rodajas de cerebro suspendidas
sin pensar desde hace medio siglo conteniendo diferentes tipos de tumores
recordándome a mi padre no sabiéndose abrochar la cremallera
ni encontrando las palabras cuando más falta le hacían
en mi boca…
…y me ha consolado.