Te escribo y sé que escribo para que no me leas,
así fue siempre, en el albor de la pluma y en el ocaso de las letras,
a veces abrigándote en la distancia, otras veces por aquí tan cerca,
porque necesito ese tú para dar sentido a estos poemas.
Tengo miedo de ti, de tu juicio y de tu sentencia,
quiero acercarte y apartarte de mí, seas tú quien seas,
me basta una imagen tuya, aun sin rostro y sin silueta,
pero una imagen firme que inspire nuevas cadencias.
Te escribo y sé que escribo para que no me leas,
pero si un día decides quebrar nuestras barreras
aquí estarán mis versos esperando tu respuesta.