Dejé tu plato helado
todavía esperaré,
no hay mejor postre
para todas las almas ingenuas
que alimentarse de la dulce esperanza.
Me provoca la dulzura
da vueltas en mi boca
y la imagino eterna
porque en el fondo sé
que solo me espera la amarga soledad.
Te escribo y sé que escribo
para que no me leas
pero dejé la puerta abierta
por si algún día decides volver.
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