Para, ya basta; me cansa.
Me dejas sin aire y desapareces como si nada, desgasta.

Anhelo el dormir tranquilo sin el corazón a doscientos.
Para, ya basta; me cansa.
No quiero temblores de manos ni llantos de la «nada». Quiero esa tranquilidad que sentía cuando no estabas.

Para, no quiero ser tu amiga que solo recurres cuando estás arta.
Ya basta, me dicen que me tranquilicé que ya se me pasará y nunca pasa.

Me cansa, te escribo y sé que escribo para que no me leas… ni siquiera para que me entiendas.
Para, ya basta, me cansas… pero te advierto que nunca me rindo, así que bienvenida a mi vida, querida ansiedad; vivíamos esta lucha que solo tú y yo podremos ganar.