Salvación
Te escribo y sé que escribo
para que no me leas…
Pero no puedo renunciar
a las cartas, esas escritas a mano,
y no voy a dejar
de luchar contra la horda y el ruido.
Y ya nadie más escribe cartas,
y en absoluto no cree
en cosas sin sentido,
como si ellas no hubieran salvado al mundo.