Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…
Se agita la invisible grieta
desfigurada entre los cantos.
Un pegajoso silencio se alimenta
de los aires espirados.
Y una sábana de párpados
nos abrigan del pasado.
Nada queda de la batalla acontecida,
solo sudor seco y sangre calma.
Nada queda de la atracción enardecida,
solo dichas, espalda con espalda…