Un hueso afilado por uno,
deviene lanza en manos de otro,
arte en las del tercero.
Así anhelo el roce de tu piel
sobre la cena. Ojalá, un instante,
con toda la poesía de mis tuétanos.
Desorbitadamente quieta está la noche entre los dos…
como la tormenta previa a la disculpa
en calmosa artesanía tejes el huracán
mansa ráfaga de un suspiro que exhala adiós.
Un adiós afilado por uno
se convierte en lanza en labios de otro
suerte en los de un tercero.