EXISTENCIA

Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos.
La mera obligación de respirar
cada segundo,
hoy nos recuerda quiénes somos,
aunque ya no recordemos lo que éramos,
ni queramos pensar
en la ceniza que seremos.
A donde quiera que vayamos,
seguimos siendo
el mismo trozo de angustia y cariño
que hemos ido arrastrando
entre lagunas de existencia.