La noche espera
el racimo de cansancios
que llevo en las manos,
esperando el alba en tu boca.
Peroi mis ojos abatidos
por gorriones azules
caen desnudos
en la triste luna de tus labios,
y se hace melancolía la música
del latido fácil de tu corazón,
cuando, desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos.